Aprender a estar, sentir, vivir.

 

“Dum vivimus, vivamus” (Mientras vivimos, vivamos)

 

Hola manita,

Descubrí que estoy en modo niño: activado.

Explico.

Durante el fin de semana largo, observé a los niños jugar, inmutables por el sol, la hora, la pandemia o los desacuerdos que tenían, estaban enfocados en gozar su compañía. Los noté ligeros, con mucha energía y emocionados, durante la comida se dieron un festín sin remordimiento por los alimentos poco saludables que estaban ingiriendo.

Los conflictos que surgieron fueron arreglados en minutos sin resentimientos, jugaron hasta que cayó el sol sin la culpa de haber “perdido” ese tiempo y no haber avanzado con los pendientes. Te puedo asegurar que durmieron con una sonrisa enorme en el rostro y mucha emoción de lo que vendría al despertar. Confieso envidiar la facilidad de adaptarse / fluir con su entorno.

No tengo claro la razón por la cual “dormimos” a nuestro niño interior, tal vez sea ¿El adultocentrismo?, ¿La responsabilidad? o ¿Cambiar lo que nos apasiona por lo que debes hacer?, ¿Conoces alguna posible causa?

 

Causa: #317

 

Cuando somos niños la gran mayoría fue minimizado y/o ridiculizado por nuestra falta de madurez física, mental y afectiva; se nos pedía seguir reglas y ponernos por ahí hasta ser útiles o requeridos.

A menudo, utilizamos la edad como un parámetro de madurez y funcionalidad, un error. Esto es un eufemismo de la obediencia debido a que la experiencia de vida está basada en retos y limitaciones, las cuales son diferentes a través de las generaciones.

Cuando era un polluelo recuerdo a los adultos decirme:

 

“Los pastos le tiran a las escopetas”, “Lo entenderás cuando seas grande”, “Eres muy joven”, “Porque soy tu madre/padre”, “No puedes opinar es cosa de adultos”, etc.

 

Lo anterior, deformó mis sueños, proyectos e identidad, perdí mi esencia para ser quien debía ser, sufrí una “condena” por no tener las herramientas verbales suficientes para expresar nuestro interior.

Las heridas de la infancia crean fisuras en los cimientos de nuestra personalidad y condicionan la reacción hacia ciertos eventos.

Una actitud más sana en la crianza es proporcionarnos herramientas para que cada uno pueda crear la vida que deseemos a nuestro ritmo. Podría funcionarnos mejor, acompañar desde la confianza, respeto y conciencia a descubrir nuestro camino, en lugar de seguir agregando etiquetas con base la edad.

El objetivo final es convertirme en una versión consciente de un niño donde sea capaz de fluir con la vida, disfrutar y sentir más, dormir mejor y cargar menos piedras sobre la espalda.

Además, en mi experiencia, este proceso fue necesario cuando comprendí que identificar y nombrar las sombras (Depresión – TEPT), tomar medicamentos, crear una red de apoyo, no era suficiente para sanar. Debido a heridas mucho más antiguas que estaban en la sección de mi mente: “Elementos indispensables para sobrevivir”, creaban resistencia a mi camino.

Cuando abrace el trauma post traumático y las heridas para dejarlos cicatrizar y crecer con ellos ha sido de los sucesos que más IVA (Información, Valentía y Aceptación) han requerido de mí. Aun continúo en este proceso, aprendiendo y des aprendiendo en definir ser lo quiera ser.

 

“Vive, joder, vive”

 

Mi enfoque es crear espacios minimalistas y coherentes conmigo, que me permitan crear desde mí yo autentico. Además de aprender herramientas para recuperar la imaginación y creatividad de antaño, seguir mi intuición y sensaciones de mi cuerpo y así volver a una perspectiva sencilla, sin juicios del mundo y mi lugar en el. Sin forzar resultados.

Por supuesto, existen personas molestas y/o ofendidas, incluso heridas por algunas acciones que realizo o por  los nuevos pensamientos que llegan a mí. Sin embargo, los otros llevan un proceso diferente y eso está bien, pero si sus acciones y/o pensamientos no resuenan conmigo los tengo que dejar ir para continuar atrayendo aquello que me permita alcanzar mis metas.

El resultado (Hasta el momento): tengo confianza en las acciones que ejecuto y hay espacio para recibir más. Transformo aquello que llega a mí en una posibilidad para ser lo quiera ser.

Hoy puedo afirmarte que ese niño interior está latente en nosotros a la espera de ser despertado y sanado.

Con polvitos de hadas sanadores.

O.M.

–

Créditos de la imagen a quien corresponda.
Advertencia. Mis consejos/ vivencias no pretenden reemplazar la terapia